Archivos para May, 2013

Cuando estamos nerviosos, irritados, tristes, con ira, etc, nos encontramos en un estado alterado; en este estado nuestra respiración y ritmo cardiácos se ven alterados también, respiramos más rápido y sin ritmo fijo, se disparan nuestras pulsaciones, etc; controlar estas alteraciones y llevarlas a un estado en el que seamos conscientes de ellas es algo que podemos realizar controlando la respiración, pues si controlamos esta y conseguimos que nuestra respiración sea pausada y contínua, el ritmo cardiáco se ralentizará hasta que ambos nos lleven a un estado físico y mental de calma.
Para controlar nuestra respiración lo mejor es ponernos en una postura en la que nos encontremos cómodos, ya sea sentado, tumbado, en postura de meditación; también es bueno poner música relajante de fondo para aumentar el efecto positivo de la relajación. Una vez nos encontramos cómodos cerramos los ojos e intentamos mantener la mente en blanco o al menos intentar no centrarnos en nuestros pensamientos pues esto a veces nos va a llevar a pensar en lo que nos altera y no vamos a poder relajarnos de manera efectiva; y centrarnos en la respiración, sintiendo nuestro cuerpo y lo que le ocurre cuando estamos relajados.
Cuando nos hemos centrado en nuestra respiración normal comenzaremos a usarla en nuestro beneficio; para ello respiraremos con el abdomen, es decir, cuando inspiremos contraeremos el abdomen e hincharemos los pulmones lentamente durante 3 segundos (contaremos mentalmente), siempre de manera lenta, sin forzar, nuestro cuerpo es sabio y sabe de lo que es capaz, no es necesario llevarlo a límites que puedan ser nocivos para él; espiraremos lentamente durante otros 3 segundos relajando el abdomen y vaciando los pulmones hasta dejarlos sin aire si es posible, una vez vaciamos los pulmones, volvemos a inspirar contrayendo el abdomen e hinchando los pulmones; a medida que vayamos haciendo inspiraciones y espiraciones es bueno que vayamos notando como el aire fresco entra por nuestras fosas nasales y como llega a los bronquios y bronquiolos, hinchando nuestros pulmones, y como al soltar el aire caliente abandona nuestros pulmones y nuestro cuerpo.
Con el tiempo y práctica podemos comenzar a modificar poco a poco el ejercicio, aumentando los segundos de cada inspiración y espiración a 4 ó 5, recordando siempre que no hay que forzar a nuestro cuerpo, él es sabio y nos va a decir, hasta aquí, no es necesario ir más allá, pues puede resultar perjudicial; también podemos añadir pausas en la respiración y mantener los pulmones llenos tras cada inspiración el mismo tiempo que inspiramos, y a su vez, mantenerlos vacíos cuando espiramos, siempre y cuando nuestro cuerpo así lo permita, nunca lo forzaremos, si es necesario bajar los tiempos para que nuestro cuerpo no sufra lo haremos.
Es bueno realizar al menos entre 15 y 20 respiraciones completas para sentirse más aliviado y olvidar lo que nos irritaba, enfurecía, en definitiva lo que nos alteraba; se
puede realizar más si se quiere, y es bueno practicarlo aunque no sea necesario al menos una vez al día, para recordarnos que podemos estar tranquilos y relajados.
Con el tiempo y la experiencia, podemos realizar las respiraciones con los ojos abiertos, mientras realizamos alguna tarea, paseamos, etc, este ejercicio nos va apermitir relajar nuestra mente principalmente en cualquier situación y así dusfrutar algo más de las pequeñas cosas de la vida, las cuales a veces nos perdemos por estar en un estado alterado.